La cultura digital ha permeado a la
sociedad actual, pasamos por una transición de átomos a bits
(Negroponte, 1995) y esto trajo como consecuencia, modificaciones de
la vida desde muchos aspectos. La aparición de las tecnologias
digitales implicaron nuevas formas: de pensar, de comunicarse y de
aprender, con mayor rápidez la información está en nuestras manos,
más instantánea. Esto ha sido favorecido especialmente, por el gran
augue de los dispositivos móviles, pero todo esto nos lleva a
pensar... ¿Conocemos ese “universo” que tenemos en nuestras
manos? ¿Potencializamos la utilidad de esos dispositivos? O pensamos
que esos dispositivos nos vienen a potencializar por sí solos?.
Más allá del típico saber “navegar” por el internet, leer
cada mañana periódicos de manera digital, enviar notas de voz por
medio de chats, encender la computadora, descargar música, editar
fotos a través de aplicaciones o escribir en el procesador de texto,
no basta; cada día hay más demandas y nuevas exigencias por tanto,
debemos adquirir nuevos conocimientos. No es suficiente conocer las
tecnologías y sus herramientas, solamente teclear datos y buscar
informaciones, es necesario ir más allá, donde se construye nuevos
conocimiento, se reinventan y se crean nuevas soluciones innovadoras.
Y es, en ese pequeña línea en que se puede diferenciar la
alfabetización digital y que otros autores llaman “Letramento
Digital” ( Lévy, 1997; Ribeiro, 2005; Bonilla, Sabillon, 2015). El
alfabetizado aprende a leer y a escribir de forma digital, o sea en
la pantalla, pero es necesario incluir otras habilidades que,será
impresindible que el letrado digital desarrolle en función de las
demandas de su contexto social y de su formación.
Es por ello que, Lévy argumenta que el letramento digital “es
un conjunto de técnicas materiales e intelectuales, de prácticas,
de actitudes, de modos de pensamiento y valores que se desenvuelven
conjuntamente con el crescimento del ciberespacio, siendo un nuevo
medio de comunicación que surge de la interconexión mundial de los
computadores” (1999, p.17), por tanto el letrado digital debe ser
capaz de explorar, identificar, analizar, reflexionar, construir,
compartir informaciones y conocimientos, teniendo en cuenta normas de
seguridad y derechos de autor. Además conocer como también, manejar
hardwares, softwares, aplicativos y estas habilidades llevarlas a sus
prácticas sociales. (Bonilla, Sabillon, 2015).
El desarrollo de Políticas Públicas que promuevan el
letramento digital es una forma de ampliación para el acceso, la
apropiación y es de vital importancia subrayar la relevancia que
esta posee como una práctica social. Ciertamente, la escuela sería
un medio para contribuir y obtener una sociedad llena de letrados
digitales. Si bien es cierto, que en América Latina se están
haciendo esfuerzos implementado en las escuelas modelos como el “Uno
a uno” y el Classmate justificandos en que este proyecto incluyen
progreso educativo, social, económico y posiblemente una combinación
de esos factores (CEPAL, 2008).
Por eso, es preciso repensar la escuela, sus actores y sus
prácticas pedagógicas, ya que el cambio no reside en la
disponibilización de computadoras e internet en las las
instituciones educativas, así como quizás una vez se penso con los
salones de infomática. No existe una “receta” para alcanzar el
éxito, pero si es necesario ir más allá de la simple lectura y
escritura; es imprescindible construir a través del desenvolvimiento
situaciones didácticas que lleven al estudiante a adquirir o
perfeccionar las competencias necesarias para su contexto.
“Mucha gente pequeña,en lugares pequeños, haciendo cosas
pequeñas pueden cambiar el mundo” (Eduardo Galeano).
maravilha! Adorei a tirinha! compreender e usar todas essas possibilidades vai além da leitura e da escrita.
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